Archivo del Autor: sorlulito11

Nuestras comunes pasiones

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5 años, 6 meses, 5 días –

Día 2013

Estamos en la cama, hay una atmósfera traviesa en la habitación,
me miras con esa mirada tuya, cómo tú sabes hacerlo,
con esa mirada que atraviesa mis adentros,
sonríes mientras yo me estremezco.

No existe nadie más en el mundo ni tampoco el tiempo,
aunque siento que nos observan desde todos los ángulos
(quizás tus ángeles y mis demonios).
Estamos inmóviles el uno frente al otro,
siento tu respiración y el latido de mi corazón en los oídos.

El planeta gira y tú junto con él,
estás sobre mi,
con tu mano izquierda has atrapado mi mano derecha
que estaba a la altura de mi rostro
y en ese instante
tu mirada cambia,
me miras como el león mira a un ciervo,
respiro profundo y tiemblo,
disfruto como cada centímetro de mi cuerpo se eriza,
te miro y siento que te he atravesado el alma.

No hay palabras solo gestos,
yo quiero leerlos todos
y quiero que me leas también,
por vez primera no estoy pensando en pasado ni en futuro
solo existe ese presente nuestro
y tú sonríes,
porque al ver mi rostro acabas de saber lo que pienso.

Con mi mano izquierda toco tu cintura ,
tu piel se estremece y no intentas ocultarlo.
Observo tu rostro que está un tanto rubicundo
sigo con tus labios y no puedo evitar morder los míos,
bajo hasta tu barbilla,
tu pecho,
tu sexo
y cierro mis ojos
guardando para mí cada detalle de ti.

Sigues sin soltarme, respiras junto a mi cuello.
Pones el dedo índice de tu mano derecha en mi frente
y lentamente
inicias el descenso por mis cejas,
mi rostro,
mi nariz ( doy un leve salto y sonríes con ternura, remembranza de aquellos días),
mi barbilla, mi cuello,
mi pecho, mi abdomen,
mi ombligo, mi sexo,
nuestro océano…
Yo respiro profundo y tus dedos nadan en ese mar cristal
que al parecer por más calor que haya jamás se va a evaporar,
me observas,
te ríes
nos estremecemos,
ambos corazones quieren salir del pecho,
respiramos tan profundo y entras en mi,

por unos segundos somos uno

y nuestros acelerados corazones empiezan a latir al unísono,
realmente somos uno…

Por fin sueltas mi mano
y te abrazo
y te siento
y me sientes,
disfrutas de la tensión de mis muslos,
del sudor mezclado,
del tirón del cabello
y de nuestro primer beso…

Te quiero Lluvia, susurras en mi oído
y cual si rito de invocación hubiésemos estado haciendo,
en el segundo exacto en qué terminas la frase
caen las primeras gotas,
nos miramos
y reímos.

Aunque nuestros cuerpos se separen,
aunque este instante no vuelva a repetirse,
a pesar de que retorne el tiempo (pasado, futuro, presente),
a pesar de que se disipe la atmósfera traviesa,
a pesar del mundo…
Ese momento de entrega
llamado plenitud
quedará guardado y custodiado
por una llama roja en el corazón.

Frente a esas palabras los botones florecen, la fruta madura y la sangre hierve.

Yo quiero darle razón de ser a esto incontenible que despiertas,
plantar asta en tu territorio,
con agua de tus océanos como bandera declararlo propio
y componer un himno a dos voces de gritos,
gemidos
y suspiros.

Bautizar con humores a los demonios en el culto a nosotros
y profanar todo ángel que ose cantar a algo distinto a nuestra intermitente unidad;
hacerles sentir envidia a los primeros y lujuria a los segundos.

Homenajear de tal manera cada aspecto de cada uno a través del placer mutuo,
que quienes intenten narrarlo
se vean obligados a inventar lenguas nuevas
e igual
se vean impotentes al no ser nuestros cuerpos los interlocutores

Junio 17/2022

Celebrar la vida

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Nota de la editora: Inicialmente este mensaje fue escrito como una reflexión hacia mis empleadores, para publicarla en este espacio algunos fragmentos fueron eliminados, sin embargo, la esencia permanece.

Celebrar la vida y todo aquello que sea digno de ser celebrado.

Quienes me conocen sabrán que en medio de mi sobriedad amo celebrar la vida y todo lo que sea digno de ser celebrado, fue dicha razón lo que hizo que en San Valentín le dejara un mensajito y un dulce a mis compañeros o que hace que esté “tan loca” que celebro todos los 11 mis meses de nacida.

Pertenezco a una Iglesia que me invita a celebrar la luz y la vida, que me convoca a ser parte de una familia conformada para el amor, que me llama A SER COMUNIDAD; el sentido de educar y mi oficio docente me pide formar ciudadanos cristianos capaces de participar de actividades que les permita edificar un nuevo mundo a partir del diálogo, la planeación, la autonomía y la empatía. ¿Acaso todo esto no se plasma cuando todo un grupo por iniciativa propia decide celebrar la vida?

Nuestra Amada Madre Iglesia existe porque DIOS se hizo hombre para habitar entre nosotros y en cada Natividad celebramos su vida. Este tiempo cuaresmal es testigo anual que nos recuerda el ofrecimiento de Cristo Jesús para darnos vida.

 ¿Acaso, pues, no somos una iglesia que celebra la vida?

¿Acaso en medio de un planeta en guerra, no tiene sentido celebrar la vida?

¿Cuando vivimos en un país que legisla para la muerte, no tiene sentido celebrar la vida?

¿Acaso después de estos dos años grises donde estuvimos alejados de nuestros seres queridos, donde perdimos a tantas personas amadas, no tiene sentido juntarnos para celebrar la vida?

¿Acaso en esos días con espinas, de rutina, cansancio, en los que con noticias asesinas tomamos el desayuno no tenemos derecho a creer en otro mundo posible y celebrar el milagro de la vida?

Quiero manifestarles que el hecho de estar vivo siempre exige algo y en mi caso es celebrar la vida y todo aquello que sea digno de ser celebrado.

15 años de amarte, San Cristóbal.

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El lunes 26 de septiembre de 2005 mientras el mundo se despertaba con noticias como “Colapsó el sistema de datos del Seguro Social en Corferias” o sabiendo que “El Banco Mundial facilitará US$100 millones a Colombia para el proceso de paz” yo era una niña de 12 años que iba por última vez a su adorado colegio para despedirse de sus profesores y amigos. Ese día miraba todo con nostalgia, sabiendo que jamás volvería a estar en esa aula ni volvería a estar reunida con todos mis compañeros… tengo recuerdos vagos, sé que ese día el profesor Roberto Kury Murillo (Mi adorado profe de inglés) nos estaba explicando el verbo TO BE y que siempre se empleaba el artículo indeterminado a/an antes de una profesión, recuerdo que en clase de ciencias la profesora Irma nos realizó un examen oral sobre los músculos del cuerpo -di lo mejor de mí, y saqué 4.9, me equivoqué al señalar el músculo occipifrontal (el cual, por cierto, es el único que hoy recuerdo) y el profe Emerson en competencias ciudadanas nos explicaba cual sería el trabajo final para la materia: escribir el nombre, el número y la historia de todas las calles del centro de Medellín.

Recuerdo también que para ese entonces mi percepción del territorio era muy diferente, para mi existía Bello, Medellín, Itagüí, Envigado y ya, y esa Medellín se limitaba al barrio en el que estaba mi colegio y el centro… Que puedo decir, a esa edad no me interesaba demasiado la geografía, vivía en Mi Propia Isla (literalmente así le decían al barrio en que crecí “LA ISLA” aunque realmente es el barrio José Antonio Galán de Bello) … y solo unos 9 meses antes me había dado por enterada que existía un lugar muuuuuy lejos que se llamaba Pajarito y que se convertiría en mi nuevo hogar.

Al medio día después de despedirme de mis compañeros, llegué a mi casa la cual estaba llena de cajas, y varias cosas… Mi tío y yo decidimos venir a la nueva casa un día antes, para pintar algunas paredes, en mi había sensaciones encontradas, la emoción de saber que por fin íbamos a nuestra casa propia, y la tristeza de saber que era el penúltimo día en que vería “mi casa”, la casa en que viví 11 años, mi solar, mis árboles, mis plantas, sabía que era el penúltimo día en que sería mío ese lugar.

Ese día después de un largo viaje en bus y de comprar el pollo con gaseosa que nos servirían de algo y cena, mi tío y yo con mucho esmero pintamos lo que pudimos, solo habían 5 casas habitadas en mi cuadra, el frío era intenso y solo trajimos dos cobijas (¿Qué personas en sano juicio llevan solo dos cobijas para dos personas cuando saben que van a dormir en el piso? – Pues las mismas que deciden bañarse a las 2:00 am en el patio de la nueva casa cuando han terminado de pintar – ¿Quién dijo frío?)

No vale la pena contar que al día siguiente volví a la que oficialmente se convertía en mi antigua casa, y que en el trasteo se escaparon muchas lágrimas por dejar para siempre mi solar, mi casa, mis pajaritos -esos que madrugaban a tocar la ventana para que les pusiéramos agua, arroz y banano, – el viaje desde La Isla hasta Pajarito me pareció eterno… en mi cabeza solo sonaba una canción “ Adiós casa, adiós calle, adiós plaza de mi barrio” de Ana y Jaime.

Los primeros días fueron difíciles, en la “zona verde” solo había pantano naranja pues aún no habían pegado la grama, mi cuadra todavía no contaba con alumbrado público y no teníamos línea telefónica, sentía que había abandonado la civilización… la neblina cubría todo desde las 6:00 pm. Aún así, estaba la alegría de saber que era mi casa, nuestra casa, la bendición de algo propio.

Han pasado 15 años, y en estos años han pasado tantas cosas…dos papas, un presidente negro, la publicación del último libro de Harry Potter, la puesta en marcha del Gran Colisionador de hadrones, el fin de la guerra civil en Sri Lanka, la santificación de una colombiana, la pérdida de parte de nuestro territorio marítimo, la legalización del matrimonio entre parejas del mismo sexo, el proceso de paz, la clonación de macacos, el fin de la misión de la sonda espacial Dawn, y mi primer pandemia.

Los mismos quince años que llevo viviendo en la vereda Pajarito, San Cristóbal, corregimiento que me abrió las puertas de par en par, y gracias a la hermosa acogida me han hecho sentir como si siempre hubiese vivido aquí.Quince años en los que este corregimiento y las personas que lo habitan han sido testigas de mi crecimiento personal y académico.

Sin lugar a dudas soy quien soy gracias a este lugar y a las personas maravillosas que he conocido. Mi vida no sería igual sin una Vanesa Sierra , un Alexis García, un Carlos Andrés Salazar, una Laura Ximena Cifuentes, un Juan Felipe Barrera, una Mary Álvarez, una Stefa Muñoz, una Lorena Correa, un Cristian Ortiz y eso solo por mencionar algunos.

Acá están muchas de mis alegrías, de mis amistades, de mis amores, mis triunfos y mis mejores recuerdos, soy el cúmulo de las historias aquí construidas, de los caminos recorridos, de los tropiezos con risas y las incontables caídas, de las amistades que en este terruño se han formado, de las acampadas con la Red, de los clubes juveniles acompañados, de los silencios compartidos, de las luchas y las resistencias.Ese corregimiento sigue sorprendiéndome cada día, cada segundo en que lo habito lo quiero más.

¡SIMPLEMENTE, FELIZ DE CREERME CULATERA!

Invadida de corrupción

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A veces odio ser tan emocional y expresiva, si me mostrás un hongo me emociono y mi felicidad es sincera, si veo en las noticias todas las barbaries que ocurren a diario me duelen igual, siendo en la mitad del pecho un dolor agudo, una tusa de patria y a veces lloro.

Y en este momento también lo hago, lloro por la injusticia, por la desigualdad, por la impotencia que me genera ver como la ciudadanía se queja de las cosas que ocurren, pero cuando se presenta la oportunidad lo replicamos en la cotidianidad, nos justificamos en viejos adagios que ponen de manifiesto nuestra peor versión… con frases como «el vivo vive del bobo», «a papaya puesta papaya partida», «si le pasó x o y cosa fue porque se lo buscó», «quien la mandó a salir así vestida», «si todo el mundo lo hace, que importa» y la lista sigue.

Es desgarrador ver como esas frases generan orgullo por el supuesto ingenio que en nuestras gentes representa, es vergonzoso ver como se ufanan de sus victorias conseguidas por el camino corto, poco ética y hasta ilegal.

Es lamentable ver como esta sociedad en lugar de admirar al buen ciudadano lo toma por tonto, por despreciable, por «bobo» y así valida la corrupción de la cual a su vez es victima y de la que también constantemente se queja.

Robar las tierras de nuestros campesinos es corrupción.
El abogado que tuerce leyes para dejar libre a un delincuente es corrupto.
El que le da «la liga» al policía de tránsito es un corrupto.
El que busca la forma de eludir impuestos es corrupto.
El que compra contrabando es corrupto.
El que recibe «el tamalito» para votar por un candidato es un corrupto.
El que sobrecarga y viola los derechos laborales a sus empleados es un corrupto.
El que acepta un trabajo para el cual no está calificado es un corrupto.
El que se queda con la devuelta de más que le dio el de la tienda es un corrupto.
El que sabe que obra mal y se justifica con la frase «Todo el mundo lo hace» es un corrupto.

Hoy con la tristeza, la ira, el dolor y muchas otras emociones a flor de piel espero ser una de tantos «bobos y bobas» que necesita este país para superar esta terrible tragedia que nos han invadido al punto de naturalizarla.

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Por esos días, nadie ilumina mis ojos como tú.
No deseo resistirme a tu ímpetu.
Es extraordinario el furor que desborda el espíritu cuando te encuentro deambulando en mi mente.

No son las palabras de desconocidos las que pido que se conviertan en tu aliciente, pido que leas entre líneas y allí descubras que cada noche impaciente te espero, que tu voz me lleva a otra dimensión, y que te vuelves luz de luna en la oscuridad.

Estas letras solo pretenden hacer visible lo evidente y que anoche me negué a repetir, te quiero.

JCMO

Día 221

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Esta noche es bastante calurosa, el metro está lleno y luego de 11 horas de pie solo que se encuentra en el hogar, y en medio de todo lo que se llegó a un refrigerador frío y refrescante, de los que de la fuerza necesaria para aguantar los últimos minutos, de esos que alegran … Y gracias a ese vientecito pensé en vos, que aún en la distancia alegras, que con solo perdurar en el recuerdo de las ganas de seguir, de luchar, de ser mejor.

 

Un abrazo señorita, espero que sí hayas retomado la lectura.

 

Para la Coordi Ninda

 

Un abrazo lulado gigante.

Regalo de media noche, por J. Z.

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Rompe el silencio, salúdame.
Ven aquí y dame buenas noticias.
Dime que la carcajada de tu madre es omnipresente,
que tu hermano aprendió a expresar su cariño sin camuflaje alguno
y que a tu padre se le alisó el ceño.

Cuéntame cómo el flirteo de la muerte es nada cuando sientes cuán orgullosa está de ti la Mona,
la admiración que el marino siente hacia su bióloga
y el infinito amor que todos tus amigos sienten hacia su cachetona;
cómo cualquier nostalgia del pasado y ansiedad
del futuro se desdibujan con la riqueza del presente
y cómo tus heridas infectadas día a día tornan
a un color más favorable y cierran definitivamente.

Confiésame que algo ha sucedido y de nuevo ves colores (cuántas veces habré soñado ya con que soy yo el motivo),
que ellas dejaron su huella y en tus ojos hay 3 luceros;
que las dificultades, a pesar de su cantidad, no han logrado minar
aquella esencia tan tuya pero que debería estar en todos.

Dime que de sueños conoces ya cuánto se me ocurra contarte,
que eres tan mujer como niña, que sigues sonriendo con el alma,
dándole importancia a cosas cotidianas, hablando con seres que no pueden responderte así como contigo misma
y que sigues ejercitándote mientras te duchas.

Mientras tanto, esperando sea novedad, comento que mi tarea es encontrar día a día belleza en el mundo y, ante tan ardua tarea, constantemente eres un feliz punto de partida.